viernes, 15 de agosto de 2008

Every you, every me

It don't make sense, what can you do...
So I won't try makin' sense of you.


Podemos llegar a cruzarnos con toda clase de persona, el tiempo que tenemos es mucho, y de nuestra vida entran y salen muchos otros, historias que se entrecruzan con la nuestra perdiéndose después en la interdiscursividad de los mundos diferentes de todos y cada uno de nosotros.
Y así nos topamos con los que de a poco llenan nuestra vida.
Un par con problemas de autoestima. Un par de drama queen tan típicas, inevitables en una u otra etapa de la vida, incluso hasta el mismo reflejo se convierte en una. El drama king que siempre nos encontramos por ahí, tan cerca de manera que llegue a afectarnos directamente, o tan lejos que casi no lo percibimos. La cantidad de desequilibrados que algunos tenemos la debilidad de amontonar por todos los rincones, y que, queramos verlo o no, nos gusta. Los que nunca crecen, los caprichosos, los de costumbres extrañas, los idiotas de a ratos o los idiotas por naturaleza. Los borrachos empedernidos. Los que te tratan como a un compañero. Los que te tratan como a un amigo. Los que son tus amigos. Los que te hacen reír y por ello son algo más que simples conocidos que se cruzaron en el camino. Los que disfrutan filosofando e inventando historias ajenas. Los que disfrutan con las historias ajenas. Los que aman la vida. Los que odian su vida. Los que te aman por lo que sos. Los que te aman por como sos. Los que te quieren y te aprecian mucho, poco, casi nada.
Y así podría seguirse sin necesidad de encasillar a nadie, enumerando cualidades de todos aquellos que nos rodean, personas en las que en determinado momento, una o más veces, ocuparon nuestras mentes y les dejamos nuestro tiempo para que lo hicieran sin impedirlo.
Pero por más numerosas que puedan ser las personas a las que conocemos o con las que tenemos algún vínculo, entre todas ellas, siempre alguien destaca.
Alguien es capaz de ocupar nuestras noches y de quitarnos el sueño, más que cualquier otro.
Dándole vueltas a los mismos temas una y otra vez, con premisas interminablemente numerosas que nos conducen a respuestas improbables, falacias sin conexión alguna entre ellas, conclusiones insostenibles y demasiadas variables. Sí, porque me cruzé con la persona más extraña e impredecible que conocí en mi vida, con la mente más intrincada que hubiera llegado a concebirse dentro de los límites de la cordura. Incluso a veces éstos se tornan difusos y desaparecen.
Y siempre de una u otra manera, hemos pecado de cometer ciertos errores, siempre con el mismo patrón, con pequeñas diferencias entre ellos tal vez, minúsculas, para salvar el tener que aceptar que "tropezamos dos veces con la misma piedra". Porque también se hace difícil aceptar que algunos nacimos para ello, que está en nuestra naturaleza, es lo que nos identifica, nuestra marca personal, lo que no hace ser.
Me acerqué sin saber que serías mi perdición. O tal vez no quería verlo.
Nunca quiero ver las cosas. It's easier to stay blind.

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