lunes, 2 de febrero de 2009

Objetos de deseo

Por todos lados, a mi alrededor. Y al tuyo. Un giro inesperado y ahí están. Nos observan desde detrás de sus seguros vidrios, jaulas de cristal que los separan de quiénes tanto los codiciamos.
Como un niño pegado al escaparate de una juguetería nos regodeamos, imaginando un mundo lleno de posibilidades en el que tenemos todo y más.
Y de repente, plop! la burbuja se pinchó, y sigo caminando por la misma vereda gris que siempre estuvo bajo mis pies, pero que dos segundos atrás no se sentía ahí. De nuevo a la realidad, en la que ya poco queda de lo que podamos regodearnos.

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