martes, 10 de agosto de 2010

Pandora

Necesito hacer catarsis sobre la pelotudez de la gente, de esa pelotudez que llega a límites insospechados en pocos días, pocas horas, pocos minutos incluso. Solemos no esperar que alguien más grande que uno se comporte de manera tan pendeja. Sorprendentemente, pasa todo el tiempo, y claro, me pasa a mí. Fácil sería que la gente dijera lo que tuviera que decir en su momento y callara para siempre. No me gusta que me molesten después, y menos que se haga costumbre.

Abrí la caja y me fui por otro camino, pero no digas que no te lo advertí.

Como sea: Mi conciencia está tranquila, dije lo que tenía que decir e hice todo lo que podía hacer. Ahora no llores, no es mi culpa pequeña. Y por más que lo crean, no soy una piedra, puedo dejar entrar a quien quiera, cuando quiera. No fuiste vos, no me queda más que decir:  
Volvé por donde viniste, el cielo no existe.

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